Habitación de una cortesana
Rojo, negro, incienso de lavanda y tenue luz cubren el ambiente. Los espejos duplican el placer. Zapatos de tacón y sedosas ligas yacen en el suelo. El ahogado sonido de los alientos y la suave y sensual música envuelven de pasión el aire.
Y bajo la ventana, la pequeña mesa con el cofre que recibe el pago del cliente de turno.